
Ojala no sea tu caso, ojala nunca hayas sentido miedo a al vida, me refiero a ese miedo que va dentro de algunas mujeres, a no ser lo autónomas que, en este momento, se espera de nosotras. Es un miedo a no ser lo sufrientemente buenas; a no ser lo suficientemente guapas y sofisticadas como las modelos que la publicidad nos muestra, a no ser lo suficientemente buenas madres, esposas e hijas como la concepción tradicional nos marca, lo suficientemente buenas profesionales como la modernidad nos exige. Y todo ello con una base educativa que está muy lejos de ser una preparación para esas enormes expectativas.
En muchos casos la educación que recibimos las mujeres en nuestra infancia fue la de la dependencia de los demás. Yo en el colegio aprendí a bordar “tú y yos”, en una clara preparación para mantener una casa en armonía. ¿Porqué nunca me enseñaron a ganarme la vida por mi misma?, ¿por qué en mi niñez/juventud nunca le escuché decirme a nadie que podía aspirar a mi independencia?, ¿y por qué ahora se me exige ser autónoma?
Llegar a ser autónomas pasa por ldesaprender lo aprendido, por romper con las barreras que a través de la educación se han construido dentro de nosotras. Esta es una labor colosal que las mujeres estamos realizando en la actualidad. Somos como equilibristas intentando mantener todos los platos en movimiento para que no se caigan.